4 de marzo de 2014

LA RESPUESTA



LA PREGUNTA
Me preguntas qué encuentro, qué dichosa razón me lleva al Tejo tantas y tantas veces. La pregunta.
¿Será el silencio armónico de la naturaleza en el tercer quinto? ¿Será la reclusión hipnótica que encierran las vetas del mejor color, agreste verde mediterráneo, pintadas en franjas espirales entre estratos de rocas fragmentadas? ¿Será en la noche la luz atrapada en el sudor evaporado del suelo, como un tubo de neón, que platea el camino y dibuja sombras chinescas en los recortes contra el aire? ¿Será la inmensa caracola de viento que sopla su canción indiferente en la ascensión al collado, cuarto quinto? Lo sublime.

 

Tropiezo de improviso (feliz el día) en un rincón ilocalizable aunque buscado; que transcurre paralelo dando un rodeo. Entre dos percusiones consecutivas del corazón, un mundo fabuloso, atemporal… donde vagar sin fijarme en nada concreto, sin criterio, donde sumirme sin oponer resistencia en un caos creativo que disfruto y no se deja apresar por mi voluntad. Lo inaprensible.



Se  acompasa el corazón a ritmos variables y cubre la conciencia fisiológica el pensamiento todo, velándolo. El rumor del pulso sanguíneo en los oídos es hipnótico. Resonantes con el pulso, las pisadas, las proporciones del terreno, el contorno del horizonte, el relieve abrupto y la medida de las fuerzas. Todas estas cosas se sienten como espacios y angosturas en un radar, un instinto, subconsciente que analiza. No son propios pensamientos con una finalidad, son acciones espontáneas orientadas sobre el propio carácter. La espontaneidad es la emisaria por sorpresa  de la vitalidad. Dejaré vigilar al vigilante después de obligarlo a vigilar. Esto es abrir un canal hacia el oído interno. La voluntad de restablecer el orden deja de ser voluntad y se convierte en acción del cerebelo, una respiración que atempera las violencias de la vida cotidiana. Cuando llegas a la cima miras el cronómetro...La superación personal, el gozo da la estabilidad física a través de los años, el objetivo... El auténtico disfrute de la potencia animal, hombre animal. Lo físico.

La vista abierta no dirigida a un objeto cercano, la distancia tridimensional, otra perspectiva; el aire puro, la intensidad de los olores mediterráneos. Todo parece llegar de tan lejos que las ideas, los pensamientos y hasta la belleza surcan el espacio a través de tu cabeza, como...si de aire o de vacío fuese. Zarandeas los hilos infinitos que allí te encuentran e ignoran, siguen su curso. ¡El vacío de la mente! El pensamiento.


Bajo la montaña. Entre conectar de nuevo, ver suspendido el tiempo y oír el silencio pleno del monte entre mis pisadas, rejuvenezco. Y aunque en realidad no sé explicar que encuentro en el Pico del Tejo cuando voy, voy. Porque tampoco sabré explicarte que me pierdo si no voy. La integridad.
Me preguntas que encuentro en el monte. Es presente, es vida, es perder destreza cada día que faltas y desear volver a ejercitarte. Me preguntas. Te diré...encuentro amor apartado de cualquier credo, anterior a cualquier credo. Encuentro que existe amor sin credo. La Unidad.
LA RESPUESTA

2 comentarios:

  1. ¡Gracias alma31! He querido homenajear con esto a un sitio tan especial y que tantas cosas me dice y me inspira. Para empezar, por su propia importancia emblemática, vital ( y de qué forma) y simbólica. Por la importancia no bien mesurada que tiene en sí para todo este ecosistema. El Pico del tejo. Y he querido centrarme en el amor a la naturaleza que emana de la misma naturaleza, que parece llamarnos para alertarnos...
    Un beso,

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