LA PREGUNTA
Me preguntas qué encuentro, qué dichosa razón me lleva al
Tejo tantas y tantas veces. La pregunta.
¿Será el silencio armónico de la naturaleza en el tercer
quinto? ¿Será la reclusión hipnótica que encierran las vetas del mejor color,
agreste verde mediterráneo, pintadas en franjas espirales entre estratos de
rocas fragmentadas? ¿Será en la noche la luz atrapada en el sudor evaporado del
suelo, como un tubo de neón, que platea el camino y dibuja sombras chinescas en
los recortes contra el aire? ¿Será la inmensa caracola de viento que sopla su
canción indiferente en la ascensión al collado, cuarto quinto? Lo sublime.
Tropiezo de improviso (feliz el día) en un rincón
ilocalizable aunque buscado; que transcurre paralelo dando un rodeo. Entre dos
percusiones consecutivas del corazón, un mundo fabuloso, atemporal… donde vagar
sin fijarme en nada concreto, sin criterio, donde sumirme sin oponer
resistencia en un caos creativo que disfruto y no se deja apresar por mi
voluntad. Lo inaprensible.
Se acompasa el
corazón a ritmos variables y cubre la conciencia fisiológica el pensamiento
todo, velándolo. El rumor del pulso sanguíneo en los oídos es hipnótico. Resonantes
con el pulso, las pisadas, las proporciones del terreno, el contorno del
horizonte, el relieve abrupto y la medida de las fuerzas. Todas estas cosas se
sienten como espacios y angosturas en un radar, un instinto, subconsciente que
analiza. No son propios pensamientos con una finalidad, son acciones
espontáneas orientadas sobre el propio carácter. La espontaneidad es la emisaria
por sorpresa de la vitalidad. Dejaré
vigilar al vigilante después de obligarlo a vigilar. Esto es abrir un canal
hacia el oído interno. La voluntad de restablecer el orden deja de ser voluntad
y se convierte en acción del cerebelo, una respiración que atempera las
violencias de la vida cotidiana. Cuando llegas a la cima miras el
cronómetro...La superación personal, el gozo da la estabilidad física a través
de los años, el objetivo... El auténtico disfrute de la potencia animal, hombre
animal. Lo físico.
La vista abierta no dirigida a un objeto cercano, la distancia
tridimensional, otra perspectiva; el aire puro, la intensidad de los olores
mediterráneos. Todo parece llegar de tan lejos que las ideas, los pensamientos
y hasta la belleza surcan el espacio a través de tu cabeza, como...si de aire o
de vacío fuese. Zarandeas los hilos infinitos que allí te encuentran e ignoran,
siguen su curso. ¡El vacío de la mente! El pensamiento.
Bajo la montaña. Entre conectar de nuevo, ver suspendido el
tiempo y oír el silencio pleno del monte entre mis pisadas, rejuvenezco. Y
aunque en realidad no sé explicar que encuentro en el Pico del Tejo cuando voy,
voy. Porque tampoco sabré explicarte que me pierdo si no voy. La integridad.
Me preguntas que encuentro en el monte. Es presente, es
vida, es perder destreza cada día que faltas y desear volver a ejercitarte. Me
preguntas. Te diré...encuentro amor apartado de cualquier credo, anterior a
cualquier credo. Encuentro que existe amor sin credo. La Unidad.
LA RESPUESTA
¡¡ me encantó !!
ResponderEliminar¡Gracias alma31! He querido homenajear con esto a un sitio tan especial y que tantas cosas me dice y me inspira. Para empezar, por su propia importancia emblemática, vital ( y de qué forma) y simbólica. Por la importancia no bien mesurada que tiene en sí para todo este ecosistema. El Pico del tejo. Y he querido centrarme en el amor a la naturaleza que emana de la misma naturaleza, que parece llamarnos para alertarnos...
ResponderEliminarUn beso,