17 de marzo de 2014

MEMORIA E HISTORIA(II)



¿HILO DE LO INEVITABLE?



 
La verdad subjetiva apenas puede ser expresada. Se desvanece en la palabra. Confinada en mi mente, la memoria es el objeto de mi conciencia. Excarcelada, evoluciona nuestra memoria según la necesidad humana de hacer inteligible o razonable nuestra trayectoria a los demás. De una forma que oscila entre la tibieza y el descaro, la memoria escrita es un intento de justificación ad hoc. Por todo ello la memoria no es Historia. Porque los efectos no preceden a las causas, la memoria configura el presente, pero no el pasado. Mas no puede decirse que esto sea fácilmente asimilable porque no interesa. Qué tan golosa es la identificación entre Historia y memoria explica el borrado selectivo de la memoria en piedra, la quema de libros; también el abuso de la propaganda histórica. Totalitarismos de todo signo y regímenes que hacia ello derivan han comprendido esta explotación crucial; se aprestan a elaborar sus mitologías.


Echo mano de las palabras del abate Galliani, muerto en 1787, hablando de la previsión como fuente de desdichas: "Sentí poco a poco que la mayor desdicha del hombre procede de la previsión anticipada, aunque siempre se haya afirmado lo contrario. La previsión es una de las raíces que asolan a Europa en el tiempo presente. Porque se ha previsto con pretendida seguridad que la casa de Austria intenta expandirse y engrandecerse, que los americanos harán o dejarán de hacer en algunos siglos esto o aquello y que los ingleses, franceses o los españoles se comportarán de un modo u otro dentro de cien años, todos comienzan ya a darse muerte unos a otros. Si de una vez quisieran los hombres tomarse el trabajo de no prever los acontecimientos, todo el mundo disfrutaría de sosiego".

Para terminar: no dejo de pensar en los destinos propuestos a la humanidad, en todas las tierras prometidas. No dejo de darle vueltas a la idea temible del fin, a la creencia extendida en que el destino es un pergamino escrito, infalible. Resulta espantoso teorizar (y sin embargo inevitable) que el triunfo de cierta concepción metahistórica (Orwell ponía el foco en este punto en “1984”) destierre del mundo todo lo imprevisible y lo espontáneo, lo que está por escribir; que arranque las páginas libres, las que narrarán los hechos de libertad. No puedo evadir el malestar al ver la Historia tratada como la sanción científica del paso previo al que ahora debemos dar porque así se cumplimentan los designios. La Historia como el hilo de lo inevitable… ¡Cómo se cierra la Historia en las perspectivas limitadas de los conjurados!
¡Cómo se cierra el futuro en lo limitado de lo previsible!

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