¿HILO DE LO INEVITABLE?
La verdad subjetiva apenas puede ser expresada. Se desvanece
en la palabra. Confinada en mi mente, la memoria es el objeto de mi conciencia.
Excarcelada, evoluciona nuestra memoria según la necesidad humana de hacer
inteligible o razonable nuestra trayectoria a los demás. De una forma que
oscila entre la tibieza y el descaro, la memoria escrita es un intento de
justificación ad hoc. Por todo ello
la memoria no es Historia. Porque los efectos no preceden a las causas, la
memoria configura el presente, pero no el pasado. Mas no puede decirse que esto
sea fácilmente asimilable porque no interesa. Qué tan golosa es la
identificación entre Historia y memoria explica el borrado selectivo de la
memoria en piedra, la quema de libros; también el abuso de la propaganda
histórica. Totalitarismos de todo
signo y regímenes que hacia ello derivan han comprendido esta explotación
crucial; se aprestan a elaborar sus mitologías.
Echo mano de las palabras del abate Galliani, muerto en
1787, hablando de la previsión como fuente de desdichas: "Sentí poco a poco que la mayor desdicha del hombre procede de la
previsión anticipada, aunque siempre se haya afirmado lo contrario. La
previsión es una de las raíces que asolan a Europa en el tiempo presente.
Porque se ha previsto con pretendida seguridad que la casa de Austria intenta
expandirse y engrandecerse, que los americanos harán o dejarán de hacer en
algunos siglos esto o aquello y que los ingleses, franceses o los españoles se
comportarán de un modo u otro dentro de cien años, todos comienzan ya a darse
muerte unos a otros. Si de una vez quisieran los hombres tomarse el trabajo de
no prever los acontecimientos, todo el mundo disfrutaría de sosiego".
Para terminar: no dejo de pensar en los destinos propuestos
a la humanidad, en todas las tierras prometidas. No dejo de darle vueltas a la
idea temible del fin, a la creencia extendida en que el destino es un pergamino
escrito, infalible. Resulta espantoso teorizar (y sin embargo inevitable) que
el triunfo de cierta concepción metahistórica (Orwell ponía el foco en este
punto en “1984”) destierre del mundo todo lo imprevisible y lo espontáneo, lo
que está por escribir; que arranque las páginas libres, las que narrarán los hechos
de libertad. No puedo evadir el malestar al ver la Historia tratada como la
sanción científica del paso previo al que ahora debemos dar porque así se
cumplimentan los designios. La Historia como el hilo de lo inevitable… ¡Cómo se
cierra la Historia en las perspectivas limitadas de los conjurados!
¡Cómo se cierra el futuro en lo limitado de lo previsible!
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