MEMORIA GRANDIOSA…
Evocar es una forma actual del pasado, una actualización. Cuando
repaso un suceso lo estoy mirando a la luz de mi día. Puede decirse que lo
vivido por mí en presente no es la vida de este mismo instante en su totalidad.
Dicho de otra forma: la vivencia, como glosa subjetiva de un evento, no agota
dicho evento. La vida en un instante (su totalidad) es superior a la suma de las
experiencias de cada uno de los puntos de vista. El observador en sí, presente
en el hecho, cambia constantemente la calificación de aquello que evoca.
El ojo es una lente deformada que hace converger el instante
en un punto a través de su embudo de luz. A cada instante el ojo se posa sobre
el objeto plasmando en su retina un fotograma; la sucesión de los fotogramas-recuerdos
creados así forman la propia película intransferible. En ella, uno actúa según
el papel que adopta, siempre motivado por la idea que se forma de la situación
y sus expectativas; siempre contando con un surtido particular de libertad, valentía,
carencias de ánimo y privaciones.
La memoria es el ojo vuelto sobre el recuerdo…pero no vuelto
inocentemente. El objeto que la memoria
observa es el recuerdo, entidad que ya no existe. El ojo vuelto enjuicia el
recuerdo de un hecho a la vista (inevitable) de lo que sucedió tras él, en algún grado consecuencia
suya. El juicio de la memoria es un hecho a posteriori respecto del suceso que
no puede dejar de lado toda la secuencia de experiencias hasta el presente. Acaso
lamenta o exalta vicisitudes que en su día no formaron parte de la vivencia. Memoria
grandiosa…
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