9 de mayo de 2015

EL VALOR



EL VALOR

Siempre, cuando las cosas están mal y nos afectan al estómago, pensamos que alguien debería hacer algo. Eres alguien y éste es el momento.
Lo pienso así, lo pienso para mí. Para mí, porque soy más exigente conmigo mismo que con los demás, para mí porque entiendo las debilidades de las que también participo.
Denunciar lo que tu conciencia apunta como una alarma enloquecedora da miedo, no sabes a que te enfrentas.
No lo sabes hasta que descubres que sobre todo y antes que nada te enfrentas a tu propio miedo. Y entonces crece en ti el valor. Ya están las fuerzas en su justo término: en la fuerza del valor reside la bondad de la fuerza.
Yo no soy activista por gusto, no lo soy por interés personal, sino por la obligación moral que contraigo con mi conciencia al ver la injusticia. Soy vehemente porque no puedo ser otra cosa.
No quiero figurar, no quiero derechos de autor sobre las ideas que compartimos, la sugestión está en el aire. A mi manera, con la mente atravesada por los vientos, pongo palabras.
Se acaban las lágrimas de impotencia cuando las lágrimas llenan de valor el surco de las mejillas. Entonces todo estará bien porque dices ya está bien.
Alguien dijo que los enemigos de la libertad no descansan. Y si tenemos enemigos que lo son de la vida y de la libertad, hemos de combatirlos y no caer derrotados de antemano. Ellos no tienen reparos


Y yo he pensado que prefiero que llore su madre a que llore la mía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario