2 de octubre de 2014

LA NEGACIÓN DEL HOMBRE EN DIOS




La vida esconde cosas en su realidad radical sin las cuales no podríamos vivir; cosas como la simulación, la intimidad...


Con Freud comenzó la fea costumbre de pensar que el fondo del alma es un pozo de mierda y que por ese motivo no la dejamos aflorar.

Y continúa...hoy continúa.

Yo sé, porque así lo experimento, que de la fuerza oculta de las fantasías nadie está libre, pero de la fuerza consciente que embrida o desata al animal, que también se posee, Freud no dice nada. Justo de eso que nos hace humanos, la consciencia, no dice nada. Según esa doctrina, todos nos reprimimos porque no tenemos más remedio.

¿Somos únicamente animales sujetos a física y química, genética y biología?

Y aún de esas fantasías a las que aludía, sólo acierta a decir que son oscuras, inconfesables. Peor aún: que son determinantes materialistas de la personalidad. Esto es clave: solo permanecen ocultas una serie de pulsiones negativas a las que no podemos dar salida en sociedad; y son esta serie de pulsiones negativas las que sustentan "la voluntad de poder" y "la voluntad de vivir" de Nietzsche y Schopenhauer.

Por lo tanto y con ello, el materialismo psicológico está servido. Faltaba esta pata para el banco. Del materialismo cosmológico de Feuerbach al materialismo económico de Marx y Engels, saltando al materialismo "celestial" (Deus ex machina) de Nietzsche...para acabar en el materialismo psicologista de Freud.

Pero la miopía materialista...Miopía de lo triste, vulgar y rastrero; miopía de lo primario y reptiliano; miopía de la determinación material del hombre…Esta miopía materialista sumió al hombre en los círculos de la desesperación y la desesperanza: liquidaba sin paliativos la libertad.

Y, amigo, porque considero que en el fondo del alma hay también pasiones elevadas y el deseo de volar, y que existen metas que no viven reptantes por el suelo, creo en la dimensión sobrenatural del hombre. Digo bien, sobrenatural. Es en esta dimensión que el hombre propone y el hombre dispone con vista a dotarse de una trascendencia que la desesperación aborta en los corazones. Pudo Dios hacer en sí a un Universo de devenir autosuficiente, cíclico, con una serie de infinitos Big Bang en armonía senoidal, un universo perfectamente elástico por así decirlo. Entra en la esfera del individuo acoger o no este último aserto. Sin embargo…

Es el ateísmo de naturaleza tal que niega la grandeza de una finalidad que no sea la del mismo vivir, ya sea finito y egoísta, ya de absurda bondad. No se ha ensayado un respeto reverencial al reducto de la primera y última duda. No se ha ensayado el respeto que soslayaría las fuentes de la desesperación y finiquitaría la aguda enfermedad existencial. Y no se ha ensayado el respeto al hombre, a la vida y a la libertad que nos llevaría a buscar una propia finalidad con la que vivir con o sin Dios.

Pareciera que la historia del Hombre ha desembocado en un presente de tierra quemada en el que de la negación (muerte diría Nietzsche) de Dios se sigue el destino: la negación del Hombre…la inexistencia de la libertad.



LA NEGACIÓN DEL HOMBRE EN DIOS





Postdata:

Porque no sólo Dios se nos va por el retrete: también el anhelo profundo de trascendencia humana se va con ÉL; porque la esperanza escapa al círculo de la desesperación y porque la esperanza es constitutiva del hombre sano, por esto es que me rebelo con fuerza. Y, por lo mismo, titulo así: LA NEGACIÓN DEL HOMBRE EN DIOS.

1 comentario:

  1. Guau, es demasiado denso en tan pocos párrafos. El chuletón en cachitos, le daré vueltas a esto, me gustó mucho

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