LA FAUNA EN EL LLANO
ESTACADO
El
que no ha roto a caminar por su propio pie y camina a lomos de otro; y presto
sienta cátedra: el fanático.
El
que cree haber llegado y simplemente se ha detenido; el Llano Estacado está
lleno de sus cruces: el vanidoso.
El
que piensa poder encontrar mientras rechaza poder ser encontrado; se muestra
incapaz de identificar el misterio cuando lo tiene delante de las narices: el
orgulloso.
El
que niega la experiencia de que le informan los cinco sentidos y el que rechaza
la vivencia que surge del interior: el fundamentalista.
El
que nunca tiene ninguna certeza de nada, hoja al viento: el escéptico.
El
que rechaza buscar no estará preparado para descifrar el misterio en su última
hora; para él, cada hora podría ser la hora última y la hora desamparada: el
ignorante.
El que sin
buscar sufre cosas terribles y entra sin ser consciente en ese terreno donde
puede ser encontrado y sorprendido: el inconsciente, el pueblo.
Es la suya
la revelación súbita del místico que exhorta a Dios o inquiere al vacío universo...quizás porque, como dice
el Éxodo, a Dios llegó el gemido de su pueblo, no el eco de su oración: el profeta.
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