Hace 4 días nadie era antitaurino. El que ahora estemos inundados de amor a los animales no significa que todos los que nos precedieron en el gusto por la tauromaquia sean unos hijos de puta. El perro es doméstico, el gato es doméstico...y algunos otros animales más son domésticos, y de la convivencia con ellos aprendemos cosas y hasta una forma especial de amor que nos cambia la forma de ver. El león, el elefante, la cebra, el cocodrilo, el oso, el lobo, el delfín o el tiburón...son animales salvajes, y el placer de verlos desenvolverse en su estado natural nos conecta con lo que hemos perdido, aunque es fácil considerar la jungla el paraíso cuando se está a salvo al otro lado del plasma. Hay otros tipos de animales que poco a poco van saliendo de nuestra indiferencia a medida que vamos entendiendo rudimentos del equilibrio ecológico y constatamos el impacto brutal que hemos supuesto y suponemos en el ecosistema (según una teoría difícil de rebatir somos los agentes de la sexta extinción).
Pero hay otro tipo de animales que son comida, y sobre lo que hacemos
con ellos corremos un estúpido tupido velo, porque aquí nuestros golpes
de pecho contra el maltrato animal chocan de lleno con nuestra
naturaleza predadora omnívora: lo depredamos todo, sea carne, sea
tierra, sean las entrañas de la tierra, el agua, la vegetación, el
subsuelo, la atmósfera...Ya disponemos incluso de un vertedero
extra-terráqueo cuya mierda tiene nombre propio: basura espacial. Así
que "la línea roja" de cada cual es personal y muestra a poco que se
examine de cerca evidencias imborrables de hipocresía. La mía también:
yo como carne. Pero beber leche, tomar huevos, consumir productos
envasados, abonar la tierra e incluso darle golpes con un azada y herir
el suelo son lindes criticables.
Miles de terneros y vacas cuya vida es infinitamente peor que la del toro bravo esperan ser los agraciados por próxima evolución amorosa de la conciencia. Miles de niños que viven en condiciones miserables de vida están en la cola esperando atención de los sinceros indignados. Millones de niños que serán abortados -digamos que dentro de diez años- esperan ver condonadas sus penas de muerte, ya que el amor a la vida parece estar abriéndose paso. Mientras tanto disfrutemos del amor angelical y antitaurino que pasea entre nosotros.
Miles de terneros y vacas cuya vida es infinitamente peor que la del toro bravo esperan ser los agraciados por próxima evolución amorosa de la conciencia. Miles de niños que viven en condiciones miserables de vida están en la cola esperando atención de los sinceros indignados. Millones de niños que serán abortados -digamos que dentro de diez años- esperan ver condonadas sus penas de muerte, ya que el amor a la vida parece estar abriéndose paso. Mientras tanto disfrutemos del amor angelical y antitaurino que pasea entre nosotros.
Magnífico, Eze.
ResponderEliminarLa hipocresía animalista es proporcional al fanatismo de estos señores. Pero el chuletón y el rabo de toro que no se los quite!
Otro tema es el odio radicalizado e institucionalizado en las redes sociales.