NO ES LIBERTAD DE EXPRESIÓN
Un nacionalista, en lo que a la consecución de sus
fines por encima de la ley se refiere, siempre me tendrá tan enfrente como
quiera llegar a tenerme. No quiero hablar de afectos, que cada cual tiene los
suyos y eso es muy respetable: en todo caso el mío no pesa menos que el de
nadie. Me da igual que sea valenciano que vasco que catalán, gallego o andaluz.
Si ellos se permiten a sí mismos tratar de imponerme su sentimiento por la fuerza
o por la transgresión de la ley, e insultar los
símbolos y el himno de España desde su concepción superior de súbditos
imaginarios de nacioncitas virtuales y exhibir todo el arsenal excluyente que
tiene la concepción nacionalista de la patria, yo no sólo puedo, sino que debo
ser un patriota defensor de mi nación real. Pitar y silbar el himno de España
no es un ejercicio de libertad de expresión, es una agresión gratuita que va
envenenando la vida española. Es una verdadera pena. Hay caballos de los que no
podemos bajar; hay temas críticos para la convivencia y la paz que no
es ético dejar pasar. Todos sabemos que hablar de esto no es plato de gusto, que es triste denunciar y tener que denunciar; pero ocurre que todo lo que ocurre ocurre con el consentimiento pasivo de los que nunca dicen nada.
Y como dice un amigo mío, no sé si se me entiende...
Y como dice un amigo mío, no sé si se me entiende...
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