DEDICADO A ESPAÑOLES Y
VENEZOLANOS
Año 2030. Esta noche he
tenido un bonito sueño. He soñado que lo acontecido estos últimos quince años
ha sido una pesadilla. He soñado…
<Año 2051. Esperando
en mi escritorio el fin de mis días, ensayo un Contrafactual.

¿No hubo cuarenta años
de democracia? ¿Quién lo sabe hoy? Hartazgo. Yo sé y mucha gente sabe un saber
clandestino. Sabemos que unos gusanos del régimen andan ninguneando los muertos
de la represión y otros gusanos en régimen de engorde degustándolos. La Justicia se detuvo en las puertas de esta
incivilizada sociedad el día que cedió el cetro a esta gente con ideas
monstruosas. Es verdad que la dinámica venía de antes, de atrás; pero fue ese
aciago día que se cruzó el Rubicón. Y se dio cumplido final a la vida
imperfecta. Hoy sabe bien a qué atenerse uno si quiere que nada le pase. Impera
la vida en negativo: que no me pase esto, que no me hagan esto otro, que no me
quiten aquello; también tiene sus premios, justo es decirlo. A tal afección,
tal favor; a tal delación, tal consideración. Existiendo Paulov, ¿quién quiere
culpas? Vivir es muy sencillo, basta con aceptar el estímulo de los timbres, la
voz del amo. A ello solo cabe oponer la tristeza de la libertad, ¡qué necedad!
Que mi cerebro se llene de endorfinas por ofrecer esta rebeldía opositora es lo
más estúpido que ha podido sucederme, y es con esta estupidez que mis huesos
cansados se arrepienten de mis años de claustro.

Algo ha pasado. Creo
que yazco en el suelo pisoteado por la turba juvenil. Parece que el pasado ya
no sostenga al presente, que hay un despertar. Yo no lo veré, pero no estoy en
mi despacho y me acaricia la esperanza: ¡gracias, Dios mío!”>
He despertado.
Año 2015. Siete de marzo. Sentado en mi escritorio espero las próximas elecciones generales.